Iniciación

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XXVII

El hombre errante logró liberarse al fin de las cadenas que los opresores le habían impuesto. Dejó atrás la tierra de las esclavos y comenzó a construir una cama tan grande como una montaña, y tan cómoda y confortable, si la comodidad y la confortabilidad pudieran compararse con una montaña. Allí fueron todos los esclavos liberados cuando la cama estuvo terminada, y allí reposaron felices. Y tan reposado y dichoso era su descanso que nuevamente los opresores vinieron con sus cadenas, escalaron las inmensas patas de la gran cama y volvieron a hacerlos esclavos.

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