Cuán dichoso sería, me dije, si pudiera caminar ahora hacia las orillas del ancho mar, arrastrado desde los lechos de la muerte, y dejarme reposar acunado por las aguas, hasta que los reyes y las reinas de los tritones y las sirenas, acompañados por un cortejo de ballenas y ataviados con sus galas de algas y corales, vinieran con grandes cuernos y bellos cantos para llenarme el cuerpo de sal y hacerme enterrar en lo más profundo del océano, bajo la música imperturbable de lo desconocido.
Iniciación
El principio está aquí. Si quieres seguir este blog puedes hacerlo abajo del todo, y si eres de quienes prefieren amenizar la lectura con un poco de hilo musical, pincha aquí. Puedes distribuir, exhibir y representar parcial o completamente La Habitación Oscura, siempre y cuando cites mi autoría, me consultes previamente, y no la uses para hacer una obra derivada ni con fines comerciales.
XXVIII
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me tienes muy perdida con todo esto, pero completamente enganchada.
ResponderEliminarMe alegro de que así sea, y espero que sea así en lo sucesivo. Imagínate cómo estará Lucía.
Eliminar¿Sabes qué imagen me ha venido velozmente a la cabeza?
ResponderEliminarUna de David Friedrich. Fijísimo que la conoces.
http://ukey.files.wordpress.com/2007/04/viajero-frente-al-mar-de-niebla.jpg
Cada mente es un mundo maravillo, a que sí.
Un saludo, bonito blog.
J.
Es curioso, porque por aquí hay un lector que lleva la misma imagen. Me gusta mucho.
EliminarCada mente es un mundo maravilloso, lo costoso es tender puentes.
Un saludo, J., y gracias.