—Lucía, ¿qué son estos papeles?
—¿Ehm...?
—Esos papeles.
Lucía tenía una amiga a la que invitaba asiduamente a casa. No le caía estrictamente bien, pero la chica se sentía atraída por ella y trataba de no hacerla sufrir demasiado.
—Ah... bueno, es algo extraño. Tengo un vecino un tanto peculiar.
—¿Os carteáis?
A Lucía casi le escapó una risa.
—No, no...
A la amiga de Lucía se le ocurrió un reproche.
—Sí, cómo se me ha podido ocurrir, tú sintiendo interés por alguien.
—No estoy obligada —se limitó a contestar ella.
—Bueno, ¿me vas a decir por qué tienes papeles de tu vecino?
—Ah, pues... los encontré en el suelo, los cogí simplemente.
—¿No piensas devolvérselos?
Lucía arqueó una ceja y abrió los ojos como platos, como si le hubieran sugerido algo imposible.
—¿Devolvérselos? Que no los hubiera perdido.
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